Triunfo de la Revolución cubana
El Comandante Ernesto Che Guevara había desarrollado una campaña exitosa en la antigua provincia de Las Villas. Sucesivamente cayeron bajo su poder los poblados de Fomento, Cabaiguán, Remedios, Placetas y Santo Domingo. La ciudad de Santa Clara se encontró cercada por un anillo de fuego.
La batalla se extendió desde el 29 al 31 de diciembre de 1958. Los efectivos del ejército opusieron una tenaz resistencia. Desde la capital llegó un tren blindado que debía reforzar la defensa de las posiciones castrenses. Pero este fue tomado con facilidad por los guerrilleros. Los sitiados no pudieron resistir el empuje de los rebeldes.
Un poco más al norte, Camilo Cienfuegos había ganado el combate de Yaguajay. Le tomó nueve días penetrar las fuerzas acantonadas allí. De inmediato, según las órdenes que le habían sido cursadas desde la Sierra Maestra, el Comandante Cienfuegos se dirigió a La Habana.
Efectivos al mando del propio Fidel Castro bloquearon las salidas de Santiago de Cuba. Más de 17 mil soldados de las tropas regulares quedaron atascados allí. Asimismo existían frentes guerrilleros en Camagüey, Matanzas, La Habana y Pinar del Río. Sin contar los cuatro de Oriente y los dos que operaban en Las Villas.
El desconcierto se apoderó de las altas esferas gubernamentales. Fulgencio Batista, a cargo del poder, recibió las últimas informaciones justo cuando se disponía a comenzar su fiesta de fin de año.
Inmediatamente decidió marchar a la República Dominicana, bajo la protección de su amigo Rafael Leónidas Trujillo. A las dos de la madrugada del primer día de 1959 tomó un avión que lo sacó para siempre de la historia de Cuba. Junto a él se marcharon varias de las principales figuras de la escena política.
El mismo 1ro de enero, desde Palma Soriano y a través de las ondas de Radio Rebelde, Fidel Castro orientó al pueblo que se lanzara a las calles como muestra de apoyo a la Revolución. Asimismo los guerrilleros ocuparon Santiago de Cuba, la misma ciudad que seis años antes, el 26 de julio de 1959, había visto el comienzo de todo