El majá de Santamaría y la iguana: dos increíbles entre los reptiles cubanos
En los campos de Cuba los viejos hablan a menudo de la madre de agua. Se trataba de una gigantesca serpiente de río que podía hipnotizar a las doncellas para raptarlas. También comerse una vaca o conceder deseos al feliz mortal que se hiciera merecedor de ellos.
Los orígenes de la leyenda tienen que ver con el majá de Santamaría, el ofidio más abundante entre las 26 especies de estos animales que pueblan el archipiélago. Se trata del Epicrates angulifer angulifer, especie endémica que puede alcanzar más de 5 metros de tamaño.
Es la mayor serpiente que habita el país. Mata a sus presas por constricción. Se alimentan de animales cazados por ellos o muertos recientemente. Incuban los huevos dentro del cuerpo, a la manera ovovivípara. Pasado el tiempo de gestación los huevos se rompen dentro para salir al exterior por las vías uterinas.
La leyenda acierta en un par de puntos. En realidad, a los majaés les gusta pasar tiempo dentro del agua. Se desenvuelven bien dentro de ella. Con sus mandíbulas móviles pueden engullir presas más grandes que ellos. Después de comer pueden pasar varios días inactivos.
El majá de Santamaría que vive en las cuevas se alimenta de murciélagos. Resulta curioso que no ataca a los que permanecen colgados sino a los que están volando. Este comportamiento se explica debido a que la serpiente, en la oscuridad, caza guiado por unas glándulas sensoriales térmicas que registran el calor de la víctima que se aproxima.
Cuba registra 136 especies de reptiles, de las cuales alrededor del 4/5 son endémicas. La iguana pertenece a este amplio grupo. Es el mayor de los reptiles del orden Sauria en el país.
Posee una cola robusta que le sirve de arma defensiva. También la utiliza como apéndice natatorio, similar al caso de su parientes, los cocodrilos. Son capaces de regenerar la cola, e incluso se han encontrado iguanas con este apéndice bifurcado.
Los biólogos han reportado ejemplares de hasta un metro y medio. Cada vez es más difícil hallar una iguana de gran tamaño debido a la caza indiscriminada. Resulta casi imposible zafarse de la mordida de estos reptiles, porque poseen una gran fuerza de agarre.