Beethoven visita la música cubana

El músico japonés Akira Miyagawa logró fundir dos obras inmortales de la cultura universal: la Sinfonía #5 de Beethoven y el Mambo #5 del compositor cubano Dámaso Pérez Prado.
Con mucho esfuerzo Miyagawa unió el ícono de la cultura clásica y un representante de la vasta cultura popular del país caribeño, algo que para muchos parecía imposible.
Probablemente la idea del japonés basó en el disco Rhythms del mundo, grabado por el Buenavista Social Club y varios cantantes de habla inglesa, fonograma donde se ven fusiones parecidas a esta.
No obstante hay que destacar la imaginación de Miyagawa quien ha demostrado poseer un desbordante talento para los arreglos pues consiguió una transición perfecta entre ambas obras sin desprestigiar el sentido de cada una.
La Sinfonía #5 en do menor fue compuesta por Beethoven entre 1804 y 1808, y es conocida principalmente por su furioso comienzo que se utiliza a menudo para significar interrogante, misterio.
Mientras tanto el mambo de Pérez Prado recupera su esplender original pues en los años cuarenta del pasado siglo ocasionó furor en Europa y América, como uno de los ritmos más llamativos y pegajosos de la historia musical.