Los cubanos firmaron la paz con Juanes
El esfuerzo de Juanes y los artistas que acudieron a su llamado fue recompensado por un espectáculo brillante y disciplinado, ausente de provocaciones y consignas políticas, tal como habían solicitado a todos los medios de prensa, nacionales e internacionales.
A pesar de las carencias en la Mayor de las Antillas el público hizo posible otro de los grandes sueños del colombiano: ver a los asistentes vestidos de blanco, en señal de paz y respeto.
La gran excepción a esta iniciativa fue el cubano Carlos Varela quien portó su habitual pullover negro, esta vez con un letrero que decía: “Tengo una camisa blanca”.
Juanes se sintió impresionado ante las cifras de congregados en la Plaza de la Revolución y declaró que el millón ciento cincuenta mil registrado colocaba el concierto entre los tres más grandes de la historia, superado por uno de los Rolling Stones y otro que no precisó.
En las declaraciones posteriores a la clausura del espectáculo la boricua Olga Tañón afirmó sentirse emocionada por la acogida del pueblo cubano y también dijo que no se arrepentía de haber venido a pesar de que se encontraba enferma de laringitis.
Los artistas presentes coincidieron en que estaban dispuestos a enfrentar las consecuencias de sus actos, ya que casi todos graban en Miami, sede de las más grandes disqueras de música latina, algunos, como Juanes, tienen allí su residencia.
Mientras tanto el exilio miamense se encuentra dividido entre tendencias opuestas, los más viejos rechazan la violación de la política de restricciones impuesta a Cuba por el gobierno norteamericano; los jóvenes, en el lado opuesto, concuerdan con Juanes en la necesidad de unir en Cuba a los recalcitrantes de las dos orillas.