Varadero: El paraíso color de la esperanza

Por mucho tiempo hemos visto las imágenes borrosas por la televisión. Se trata de un joven fuerte, hermoso. Las cámaras lo siguen mientras corre por una carretera. Al observarlo bien uno se da cuenta de que le falta una pierna.
Perdió la pierna a los 18 años y luego tuvo que caminar con una prótesis de metal. Pero de metal también fue su propósito de vencer la soledad y el miedo. Un buen día se lanzó a las carreteras de Canadá, en una cruzada contra el cáncer.
Recorrió más de seis mil kilómetros, a razón de 42 durante los 142 días que duró la epopeya. De nada valió el cansancio, ni el saber que el agotamiento podía acelerar el curso de su enfermedad. El joven Terry Fox no escuchó consejos y persistió en su prueba.
Corría el año 1980. Terry Fox murió diez meses después de terminado el largo recorrido que abarcó toda la región de Québec. Al poco tiempo se instituyó la fundación que lleva su nombre y que cada año organiza, en todo el mundo, una carrera en homenaje al valiente andarín de carreteras.
Desde el 1998 Cuba se ha unido a este empeño internacional. Según la fundación Ferry Fox es el segundo país del mundo que más participantes congrega en la carrera. Y según sus modestas posibilidades reúne más de 30 mil dólares para dedicarlos a investigaciones sobre el cáncer.
Escribo estas líneas porque he leído en Internet un trabajo sobre el Maratón de la Esperanza en Varadero, el llamado paraíso azul. Esta playa del norte de Cuba es el primer balneario del país y uno de sus primeros polos turísticos. Se dice que era el lugar preferido por el millonario Dupont para pasar sus vacaciones.
La noticia afirma que cientos de turistas y cubanos se congregaron para correr en memoria de Terry Fox. Muchos tuvieron que apelar a su silla de ruedas, otros vinieron con bicicletas, motos o simplemente a pie. Todos hicieron un esfuerzo para aliviar el dolor ajeno y lo lograron con creces.