Cuba: tierra de maderas preciosas
Cuando Cristóbal Colón llegó al archipiélago cubano se encontró que uno podía caminar horas y horas por tierra firme sin ver el sol. Los bosques cubrían todo el país.
España aprovechó ampliamente esta riqueza en sus posesiones. En la construcción de El Escorial, edificación famosa en el mundo, se utilizaron principalmente las maderas extraídas de los bosques cubanos. También los barcos ibéricos se hicieron de teca, caoba, cedro y jiquí.
Con el tiempo la superficie boscosa disminuyó hasta límites peligrosos. El gobierno de Cuba emitió resoluciones que regulaban el uso de las riquezas forestales. Se crearon reservas de la biodiversidad biológica. Algunas de ellas se convirtieron en destinos turísticos como la Península de Guanacahabibes en Pinar del Río o las alturas del Escambray.
No obstante, las maderas cubanas aún mantienen una fama bien ganada. Se destacan en ese aspecto:
- Caoba: Su nombre proviene de una voz indígena. Tronco corpulento de madera compacta y limpia, color rojo vino. Su corteza se emplea para obtener tintes de color. Es la segunda mejor de su tipo, superada por la de Santo Domingo. El árbol necesita de 40 a 50 años para alcanzar la adultez.
- Cedro: Árbol indígena, de madera blanda, porosa y de fácil trabajo. Es ligero y debido al sabor amargo de su carne los insectos no lo atacan. Se le utiliza para construir muebles. Posee un olor agradable y su madera se cotiza a altos precios.
- Ébano: Proveniente de las Indias Orientales se introdujo en Cuba este árbol de madera negra y gran sombra. El fruto se puede comer. Usualmente se le emplea para bastones o para trabajos de escultura.
- Teca: Árbol originario de la India de madera valiosa, blanca y veteada de negro. Muy apreciada por los constructores navales. Crece rápido.