El Flamboyán: adorno de los parques cubanos
Se le emplea como adorno de las carreteras y los parques. Los cubanos lo llaman flamboyán, una corrupción del francés flamboyant. El término galo significa “llama” y se le bautizó así atendiendo al rojo fuego de las flores. Pertenece a la familia de las Cesalpináceas y es oriundo de Madagascar. Llegó a Cuba a mediados del siglo XIX.
De nombre científico Delonix Regia, un flamboyán puede medir hasta 12 metros de alto y 0.9 metros de diámetro. Posee una corteza delgada, color pardo grisáceo. La madera es casi blanca, floja y ligera. Se le reconoce por sus flores grandes, vistosas, que van desde el anaranjado al escarlata.
Sin embargo en el país algunos han desestimado al flamboyán como árbol decorativo porque pierde las flores en el invierno y toma un color feo. En su lugar plantan el llamado flamboyán amarillo.
Este, el Baryxylum inerme, pertenece también a la familia de las Cesalpináceas. Originario de Filipinas llegó a Cuba para sustituir a su pariente. Excelente árbol de sombra tiene como ventaja sobre aquel que no pierde las hojas en invierno. Lo caracterizan su follaje denso y vistoso, cubierto con flores amarillas. La madera es buena, parecida a la del Moruro abey, su hermana.
Los cubanos nombraron flamboyán azul al Jacaranda acutifolia, de la familia de las Bignoniáceas, originario del Brasil, donde se le conoce como jacarandá. No es pariente del flamboyán, ni pertenece a la misma familia. Se le parece en el follaje, hermoso y abundante.
El jacarandá posee flores de color azul lila, olorosas, y los frutos son cápsulas aplanadas. El árbol es maderable, de madera blanca, y se presta para adorno de parques y paseos como sucede en Brasil, Isla Trinidad y Argentina.